Palabra Clave (La Plata), abril - septiembre 2023, vol. 12, núm. 2, e184. ISSN 1853-9912
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Bibliotecología

Dosier: Debates contemporáneos en torno a las revistas científicas:
miradas latinoamericanas a problemáticas globales

La publicación científica en Venezuela: crisis y transformaciones en pos de la sobrevivencia

Alexis Mercado

Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), Universidad Central de Venezuela, República Bolivariana de Venezuela
Hebe Vessuri

Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, República Bolivariana de Venezuela
Karenia Córdova

Instituto de Geografía, Universidad Central de Venezuela, República Bolivariana de Venezuela
Isabelle Sánchez Rose

Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), Universidad Central de Venezuela, República Bolivariana de Venezuela
María Sonsiré López

Laboratorio de Estudios Contemporáneos sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad, Centro de Estudios de la Ciencia, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, República Bolivariana de Venezuela
Cita sugerida: Mercado, A., Vessuri, H., Córdova, K., Sánchez Rose, I. y Sonsiré López, M. (2023). La publicación científica en Venezuela: crisis y transformaciones en pos de la sobrevivencia. Palabra Clave (La Plata), 12(2), e184. https://doi.org/10.24215/18539912e184

Resumen: En el marco de las profundas transformaciones de la publicación científica, las revistas venezolanas confrontan una difícil situación producto de la pronunciada caída de la investigación local y la pérdida total de respaldo por parte del Estado. Un importante número se ha paralizado o se ha atrasado. Sin embargo, algunos editores se empeñan en mantener sus revistas activas y, recientemente, ciertas universidades autónomas proponen iniciativas para evitar la desaparición de la actividad editorial, adoptando nuevas formas de apoyar su funcionamiento, contribuyendo a adecuarla a las demandas de los repositorios internacionales y a mantener su continuidad. Se analiza la evolución de la producción científica nacional, la función de las revistas en el sistema académico actual y, posteriormente, se hace una revisión de data estadística de repositorios nacionales e internacionales y entrevistas con responsables de coordinar la investigación en cuatro universidades autónomas, editores e investigadores de diversas áreas de conocimiento. La situación de las revistas venezolanas evidencia una importante caída de su actividad, mientras comienzan a experimentarse ciertos cambios en procura de la sobrevivencia. Lo más notable, es el cambio en el perfil de las autorías de los artículos, que en 10 años en algunas revistas pasan de ser fundamentalmente nacionales a predominantemente extranjeras.

Palabras clave: Revistas científicas, Evaluación académica, Estrategias editoriales, Investigación científica, Venezuela.

The Scientific publication in Venezuela: crisis and transformations in pursuit of survival

Abstract: Within the framework of the profound transformations of scientific publishing, Venezuelan journals face a difficult situation because of the sharp fall in local research and the total loss of support from the State. A significant number have been paralyzed or delayed. However, many editors are determined to keep their journals active and, recently, some autonomous universities propose initiatives to prevent the disappearance of publishing activity by adopting new ways of supporting their operation that contribute to adapting to the demands of international repositories and maintaining their continuity, and, subsequently, a review is made of statistical data from national and international repositories and interviews with those responsible for coordinating research in four autonomous universities, editors and researchers from various areas of knowledge. The situation of Venezuelan journals shows a significant drop in their activity, while certain changes begin to be experienced in search of survival. The most notable thing is the change in the profile of the authorships of the articles in some journals, which in 10 years go from being fundamentally national to predominantly foreign.

Keywords: Scientific journals, Academic assessment, Editorial strategies, Scientific research, Venezuela.

1. Introducción

Los apreciables cambios que experimentan las publicaciones científicas, impulsadas por el extraordinario auge de la digitalización y el formato electrónico han potenciado movimientos que procuran una mayor difusión del conocimiento, como es el caso del Open Access, que planteó disputar el predominio de las publicaciones académicas a las revistas electrónicas basadas en suscripción. El panorama se ha visto complicado en los últimos años por la multiplicación de formatos híbridos (Knöchelmann, 2020; Mirowski, 2018; Packer, 2019; Yokoi, 2013) y la explosión de prácticas no éticas de publicación académica (IAP, 2022). Estas transformaciones, a la par del surgimiento de movimientos de reelaboración de la actividad de conocimiento (por ejemplo: ciencia abierta, ciencia ciudadana, investigación participativa) puede estar dando lugar, incluso, a una resignificación de la producción académica. No obstante, globalmente no se observa que estos cambios hayan resultado en una reducción de las asimetrías.

En este contexto se hace un análisis de la difícil situación y los desafíos que confrontan las publicaciones científicas venezolanas, como consecuencia de la pérdida de respaldo por parte del Estado desde finales de la primera década del siglo a las actividades de ciencia y tecnología. Esto ha implicado la caída de la investigación, afectando notablemente la producción de las revistas científicas nacionales. A pesar de ello, en varias se observa un pertinaz empeño de mantenerse activas, atribuible fundamentalmente a esfuerzos de los propios editores, que en diversos casos asumen labores editoriales y administrativas, y conforman redes colaborativas informales. Recientemente, surgen iniciativas de los Consejos de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de algunas universidades autónomas tendientes a evitar la desaparición de la actividad editorial procurando, incluso, nuevas formas de apoyar su funcionamiento (por ejemplo: talleres de edición, búsqueda de recursos para mantener las revistas en portales privados ante la deficiencia de los portales de las universidades, apoyo institucional en la procura de vías para obtener los DOI, etc.), que están contribuyendo a su adecuación a las nuevas demandas y a dar continuidad a los esfuerzos. Sin embargo, distan mucho de ser suficientes. En esta ocasión queremos indagar un poco más qué sucede, ante la ausencia de cualquier soporte por parte del Estado, con los mecanismos institucionales de apoyo y estímulo de la investigación y la publicación que se habían generalizado en décadas anteriores.

El artículo discute, en primer lugar, cuál es la función de las revistas en el sistema académico actual haciendo una breve revisión de las publicaciones y destacando el papel del Estado en su creación, crecimiento y posterior abandono. En segundo lugar, mostramos cómo después se han visto seriamente afectadas por la desestructuración del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI), problema que se evidencia en la merma de la investigación, suministrando algunas cifras e indicadores, la cual ha generado diversas formas reactivas de continuar investigando en función de los recursos e información a los que se puede acceder desde los diferentes espacios institucionales. Cuál es el reflejo de esta situación sobre las revistas académicas es analizado posteriormente, ofreciéndose datos que evidencian una importante pérdida de acervos institucionales que se traducen en un retroceso alarmante del país en el escenario de la publicación académica internacional. Sin embargo, esfuerzos de los editores y el surgimiento de algunas estrategias institucionales parecieran abrir oportunidades. Finalmente, se sugieren algunas estrategias que podrían contribuir a la sobrevivencia de las revistas y darles nuevo impulso.

Resulta pertinente aclarar que, si bien el énfasis de este trabajo está en las revistas científicas venezolanas, también interesa explorar los encadenamientos entre estas, las actividades de investigación universitaria, y el marco institucional de apoyo por las sinergias que se dan entre todos estos factores.

2. Metodología

Para esta investigación se realizaron entrevistas abiertas a algunos actores clave de la producción científica de cuatro de las ocho universidades autónomas del país, reconocidas entre las más importantes, a saber, la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad de Los Andes (ULA), la Universidad del Zulia (LUZ) y la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA). Dichas entrevistas incluyeron gerentes de los CDCH, investigadores que permanecen activos en diferentes áreas de conocimiento (ciencias básicas, sociales e ingeniería), lo que permitió identificar diversos esfuerzos y estrategias para mantener la investigación, y a editores de revistas para conocer la problemática de la publicación académica, así como las condiciones de soporte a las revistas de estas instituciones.

También se revisaron, por un lado, los indicadores de ciencia y tecnología de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RICYT) y del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI) de Venezuela para conocer la situación de la investigación nacional, y por otro lado, las bases de datos de Scopus y REDALyC,1 para conocer las publicaciones venezolanas y su visibilidad internacional.

Para analizar con mayor precisión los cambios de la producción científica local se tomó una muestra de revistas de las cuatro universidades analizadas, tomando como criterio de selección aquellas con mejor ubicación en el ranking de Scimago, el cuartil en el que se clasificaban y que estuvieran al día. A partir de esta selección, se analizaron todos los números publicados por estas revistas en los años 2005, 2010, 2015, 2020 y 2022, para conocer la evolución de la composición de las publicaciones según su origen, a partir de la revisión de la filiación institucional de los autores.

3. Resultados y discusión

Numerosos estudios ya clásicos han analizado cómo se construyó un sistema académico mundial que pasó a caracterizar las prácticas académicas de publicaciones de artículos científicos los cuales progresivamente “universalizaron” un lenguaje y un estilo de escritura (Schott, 1988). Hay un consenso bastante amplio entre los especialistas (Gingras, 2016; Ràfols, 2019) respecto a que, gracias al monopolio de ISI (Web of Science, actualmente Clarivate, Scopus y otras equivalentes) sobre los sistemas de indexación y al desarrollo de indicadores bibliométricos durante medio siglo, algunas instituciones, disciplinas y lenguas han acumulado un capital científico medible en citaciones, mientras despojaban a otras regiones, disciplinas y lenguas de prestigio científico pasando a constituir el mainstream (Guédon, 2011). El productivismo académico que caracteriza el actual estado de cosas no se reduce a acumular cualquier cantidad de trabajo publicado, porque en el proceso de valoración prima la indexación de la revista. Dicho sistema pasó a ser el circuito de reconocimiento por excelencia y, con la globalización académica, se convirtió en la principal fuente de prestigio internacional para un grupo restringido de autores y universidades que pasaron a formar parte de un cuadro complejo de estratificación internacional.

Los vertiginosos cambios tecnológicos en los últimos cuarenta años han contribuido a modificar la estructura y organización de las publicaciones científicas. Han facilitado la introducción de criterios estandarizados de los sistemas de acceso y evaluación de la información académica. Pero, por otro lado, han promovido el acceso abierto (Ruiz-Corbella, 2018), generando controversias respecto a la, hasta ahora, visión dominante acerca de la función de estos instrumentos en cuanto a la difusión de información verificada y de calidad y si, en realidad, son los mejores instrumentos para la difusión de la producción académica (Schramme, 2019).

El sistema de comunicación científica global pasó a incluir una multiplicidad de circuitos internacionales y regionales, además circuitos más o menos locales, nutridos de numerosas revistas sin indexación, publicadas mayormente en papel, que tienen una circulación restringida, pero que confirman la productividad de los espacios académicos no internacionalizados (Beigel, 2014). La existencia de esos circuitos ha profundizado la heterogeneidad estructural de las poblaciones de revistas (Beigel & Salatino, 2015).

Esto plantea grandes desafíos a las comunidades académicas y de investigación de los países en desarrollo, que han tenido dificultad para acceder al conocimiento científico y para difundir su producción. Es ampliamente aceptado que la publicación de corriente principal tiene un sesgo marcado en cuanto a definir los temas importantes, lo que obliga a los investigadores de las distintas regiones y circunstancias a integrarse asimétricamente a los mismos, o a constatar la minusvaloración de temas relevantes a sus espacios usuales de creación y aplicación (Kreimer, 2006). La posibilidad de ampliar el espacio editorial para la consideración de temas pertinentes a sus realidades, y el apoyo mediante la difusión cualificada de los resultados de estos esfuerzos de investigación, sigue constituyendo un desafío y una oportunidad para los ecosistemas de investigación de regiones fuera de la corriente principal.

Venezuela aparece como un caso interesante para estudiar nuevas dinámicas cuando un país abandona lo que se había constituido como una tradición nacional soportada en el carácter público del apoyo estatal e integrado al sistema internacional desde una posición periférica en la región latinoamericana. La creación de revistas académicas tuvo inicialmente estrecha relación con la institucionalización de las disciplinas científicas modernas. Para finales de la década de los cincuenta, cuando comienza este proceso, existían poco más de una docena de publicaciones académicas en el país con predominio de las áreas de salud, agricultura y ciencias naturales. Entre 1960-1980 aumentó notablemente el número de títulos, en su amplia mayoría editados por tres universidades nacionales (UCV, ULA y LUZ),2 manteniéndose el dominio de estas áreas de conocimiento. Sin embargo, desde finales de los sesenta, consecuencia del proceso de “universalización” de la actividad científica con base en estándares internacionales, donde había pasado a privar principalmente la excelencia y visibilidad internacional, en las ciencias exactas más que en las naturales comienza a prestarse atención a la publicación en revistas internacionales, lo que posiblemente limitó el interés en crear publicaciones nacionales (Mercado, Sánchez-Rose & Vessuri, 2021).

Con todo, entre los noventa y la primera década del siglo XXI, las publicaciones científicas académicas venezolanas experimentaron cambios sin precedentes. Hubo un interesante proceso de creación de publicaciones académicas (Cuadro 1) gracias a políticas institucionales explícitas de las universidades nacionales y, especialmente, a la implementación del programa de apoyo a las publicaciones científicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) en 1996. Un coadyuvante fundamental para este crecimiento fue la implementación del Programa de Promoción de la Investigación (PPI) en 1990, originalmente con criterios de evaluación que daban mayor ponderación a las publicaciones en revistas indizadas en el Science Citation Index (SCI).

Cuadro 1
Creación de revistas académicas por período en las universidades con mayor número de revistas (UCV, LUZ, ULA, UCLA).
Creación de revistas académicas por período en las universidades con mayor número de revistas (UCV, LUZ, ULA, UCLA).
Fuente: elaboración propia.

A principios de este siglo, se ampliaron los criterios de evaluación del PPI, considerándose otros índices regionales para la evaluación de la publicación (por ejemplo: Scielo, REDALyC, entre otros) lo que permitió aumentar el número de revistas nacionales consideradas como tipo A, al mismo tiempo que el Estado asignaba importantes recursos a su promoción. El impacto de estos cambios fue notable. En el caso de los investigadores acreditados en el Programa, se observó un incremento notable pasando de 1.687 en 1999 a 6.831 en 2009 (Gráfico 1) en tanto que la creación de revistas alcanzó el mayor número en el mismo período (42) (Cuadro 1). Los cambios, sin embargo, no fueron sólo de cantidad, pues el número de publicaciones indizadas en el SCI, aunque a menor ritmo, creció de forma significativa, pasando de 751 en 1993 a 1.548 en 2009.

Gráfico 1
Evolución del número de investigadores y publicaciones en el Science Citation Index.
Evolución del número de investigadores y publicaciones en el Science Citation Index.
Fuente: elaboración propia.

Las áreas que experimentaron mayor crecimiento en ese período fueron, en ese orden, ciencias sociales, humanidades y artes, y salud y servicios sociales, respondiendo por dos tercios de los nuevos títulos. Las áreas de ciencia y tecnología mantuvieron un crecimiento similar al registrado en los períodos anteriores y, como rasgo particular, comienzan a emerger revistas multidisciplinarias.

Quizás contrario a lo esperado, a pesar de la suspensión del Programa de Apoyo a las Publicaciones Científicas en Venezuela del FONACIT en 2009, y de la caída del presupuesto para la investigación en los CDCH de las cuatro universidades mencionadas, especialmente durante los primeros años de la segunda década del siglo se mantuvo una alta creación de nuevos títulos (41). Una revisión exhaustiva, evidencia una tendencia inercial. Veintitrés de ellas (56%) entre 2011 y 2013, y trece (32%) entre 2014 y 2017. Desde entonces, evidenciando el agravamiento de la crisis surgen apenas cinco hasta 2022. Disciplinariamente, el mayor porcentaje se concentra en ciencias sociales, salud y servicios sociales y multidisciplinarias, lo que de alguna manera evidenciaría un sinceramiento de la situación ya que, al no haber capacidad de producción para las revistas disciplinarias, se incluyen diversas temáticas (Mercado, Sánchez-Rose & Vessuri, 2021).

El Estado fue el instrumento fundamental en la institucionalización de la investigación y durante la vigencia del PPI se naturalizó la evaluación de la producción científica y se contribuyó a un estilo de trabajo abierto a la comunicación internacional. Las revistas científicas académicas, en diferentes ámbitos, acompañaron el desarrollo de formas de evaluación estandarizadas del trabajo científico en el sistema público de investigación en el que participaban las universidades y centros de investigación. La investigación asumió lógicas clasificatorias y jerárquicas, y su resultado, manifiesto en el formato del artículo de revista científica, se transformó en moneda de cambio: el texto se estructuró, limitó, instrumentalizó, especializó y disciplinó. De esta forma, el rol de las revistas científicas se transformó relegando su función primigenia, la comunicación de las ciencias, para pasar a ser fundamentalmente un instrumento de evaluación delineado en función de los requisitos internacionales de “excelencia” (Vessuri, Guédon & Cetto, 2014).

Por estas razones, dicho crecimiento no estuvo exento de cuestionamientos, ya que los requisitos de evaluación fueron incorporados de maneras a veces acrítica por el sistema científico para las evaluaciones y promociones de quienes investigaban (Robinson-García & Ràfols, 2019). Los resultados fueron mixtos. Con todo, las revistas, con su práctica de circulación, reunieron a diferentes comunidades epistémicas, enfoques conceptuales y metodológicos, lenguajes de publicación, áreas geográficas y temas sustantivos. Creció en el país una cantidad sustancial de revistas, en su mayoría financiadas con fondos públicos, gestionadas por la comunidad académica y, muchas de ellas, con desarrollos de profesionalización editorial que les permitieron ser incluidas en diversas bases de datos bibliográficas y servicios de indización.

Lamentablemente, estos avances se han visto seriamente afectados por la desestructuración del SNCTI venezolano. A inicios del siglo, en el primer gobierno de Hugo Chávez, hubo esfuerzos para fortalecer la CyT. En 1999 se les otorga rango constitucional; se fortalece la institucionalidad creándose el Ministerio de Ciencia y Tecnología (2002) y sancionándose la Ley de Ciencia y Tecnología e Innovación (2005), que estableció aspectos inéditos en la participación y el financiamiento, considerando al sector privado como promotor y ejecutor de estas actividades. Estas acciones, aunadas al aumento de la renta petrolera permitieron impulsar capacidades de I+D, pero básicamente en las propias instituciones del Estado. Paralelamente, comienza una desatención a las universidades autónomas, históricamente responsables del grueso de la investigación, que se mostraban críticas frente a algunas acciones del Gobierno (Mercado, Ávalos, Sánchez-Rose, Cervilla, López & Vessuri, 2020).

En 2008 ocurre un quiebre institucional. Se pretendió alinear la política científica y tecnológica al proyecto político del gobierno, agudizándose la animosidad hacia las universidades autónomas, que sufren un sostenido deterioro presupuestario, y la exclusión del sector privado por serías diferencias políticas. La situación se agravó notablemente a partir de 2015 debido a los severos recortes financieros del estado. En ese año los déficits alcanzaban el 67%, empeorando progresivamente hasta llegar a una asfixia presupuestaria en 2020 cuando alcanza, en media, 95% (Cuadro 2) (Aula Abierta, 2021). Esto aceleró la salida de personal, el cierre de cátedras de pre y postgrado y el deterioro y obsolescencia de instalaciones, factores que se han traducido en una notable pérdida de la generación, difusión y uso del conocimiento (Mercado, Sánchez-Rose & Vessuri, 2021).

Cuadro 2
Déficits presupuestarios de algunas universidades nacionales autónomas.
Déficits presupuestarios de algunas universidades nacionales autónomas.
Fuente: Aula Abierta (2021).

El cerco presupuestario es más evidente, incluso, en la distribución de recursos para la investigación y desarrollo experimental. Aun cuando no se dispone de data oficial reciente, y la poca verificabilidad de esta, la última disponible, reportada en la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RICYT) muestra la concentración casi absoluta de los recursos en organismos adscriptos al Estado, que pasaron de constituir el 87,7 % del total en 2014 a 93,4% en 2016, en tanto que las universidades vieron disminuir su ya menguado presupuesto asignado del 12,3% en 2014, a apenas 6,6% en 2016 (Cuadro 3).

Cuadro 3
Gasto en investigación y desarrollo experimental por sector de financiamiento.
Gasto en investigación y desarrollo experimental por sector de financiamiento.
Fuente: RICYT (2019).3

La combinación de sectarismo y debacle económica— entre 2013 y 2020 el país perdió más del 75% de su PIB— no podía resultar sino en un colapso de la investigación. En 2016, año en que se paralizó el Programa de Estímulo a la Innovación y la Investigación (sustituto del antiguo programa de estímulo a la investigación PPI) los proyectos registrados en el programa ascendían a 1.368 mostrando una merma de 80% respecto a 2013, año en que se reporta la cifra tope (6.608). Las áreas más afectadas fueron medicina y salud, ciencias naturales y exactas y humanidades (Cuadro 4).

Cuadro 4
Proyectos de investigación por área de conocimiento acreditados al PEII.
Proyectos de investigación por área de conocimiento acreditados al PEII.
Fuente: ONCTI (2017).

A pesar de no existir información oficial reciente, el deterioro se agudizó en los últimos seis años. La investigación en Venezuela está severamente comprometida, si no extinguiéndose. La deserción profesoral estimada entre un 30% y 50% en las universidades autónomas (Aula Abierta, 2017), y la emigración de investigadores tienden a corroborarlo4. La pérdida de capacidades del Estado de formular políticas, hacer seguimiento y evaluación, y de producir y sostener capacidades tecnológicas (Bell, 2007) en su estructura productiva y de servicios condujo a un ambiente político caracterizado por el sectarismo y la polarización (Mercado et al., 2020). Resulta muy preocupante la discrecionalidad por parte del Estado. Se sustituyó la convocatoria abierta para optar a financiamiento por la asignación direccionada de recursos, ligada a la posición política del investigador, lo que implica, claramente, exclusión.

La impactante caída en los diversos indicadores de CyT lleva a preguntar ¿qué queda efectivamente de las actividades de investigación? ¿Quiénes la realizan, con qué recursos? y ¿cómo se difunden sus resultados? La desactualización de los datos oficiales evidencia la pérdida de capacidades técnicas del Estado para recopilar y procesar información. Los resultados prueban, además, la no consideración de las universidades como actores fundamentales del SNCTI, reduciéndose estos a los centros e instituciones pertenecientes al Ministerio para la Ciencia y Tecnología (MPPCT) mientras la investigación en las universidades y centros de investigación queda totalmente desasistida, reducida a los esfuerzos que logran hacer los investigadores de manera individual.

Las entrevistas realizadas permitieron identificar distintas estrategias desarrolladas por los investigadores para mantener sus actividades en función de los vínculos, los recursos y la información a los que pueden acceder, y los espacios institucionales donde desarrollan su actividad. De esta forma, se delinean cinco formas de hacer investigación actualmente (Cuadro 5).

1) Investigadores vinculados a redes de países desarrollados. Al inicio de la crisis, Venezuela tenía un pequeño porcentaje de investigadores consolidados vinculados a redes de investigación internacionales que les permitía intercambiar información y, en algunos casos, recibir recursos externos. La mayoría emigró, pero un grupo muy reducido permaneció en el país haciendo valer su trayectoria, manteniéndose en el círculo selecto de las instituciones académicas internacionales. Esto se observa principalmente en las ciencias experimentales. Hay cierta heterogeneidad en cuanto a las características de los vínculos en función de que la actividad sea más o menos aplicada. Pueden obtener fondos de universidades y centros de investigación internacionales lo que les permite medir y obtener Información primaria, además de acceder a bases de datos y bibliográficas de esas instituciones. Institucionalmente se ubican principalmente en universidades autónomas. Sus medios de difusión de resultados son revistas de corriente principal. Este constituye el grupo más reducido.

2) Investigadores consolidados conectados a América Latina y al ámbito nacional. Un segundo grupo, también heterogéneo, incluye a personas no tan consagradas pero que se conectaron al ámbito internacional, gracias a su formación previa en los cánones de la ciencia internacional, pudiendo sobrevivir en su carrera porque seleccionan temas manejables en las condiciones vigentes, que no exigen financiamiento costoso. Hay claras diferencias disciplinarias. En ciencias experimentales y tecnológicas se observan vínculos con interlocutores diversos. Hay aproximaciones a empresas mediante prestación de servicios y, en contados casos, para proyectos de innovación, que les permite obtener recursos para mantener equipos e infraestructura y subsidiar algo de investigación a través de tesis de postgrado. Por ejemplo, la ULA, que formó una importante cantidad de postgraduados de universidades de países vecinos, ante la obsolescencia de sus equipos se apoya en estos profesionales para realizar mediciones experimentales y publicar de manera conjunta en algunos casos en revistas de corriente principal. Sin embargo, la dedicación a otras actividades extra académicas dificulta la elaboración de artículos, a lo que se añade las restricciones para obtener financiamiento. Así, las revistas de América Latina y nacionales emergen como opciones de difusión.

Dentro de este grupo, en las ciencias sociales, ante la desaparición del financiamiento algunos investigadores optaron por basar su trabajo en fuentes secundarias de información, generalmente producidas en el sector público. Con la acentuación de la crisis y las diferencias políticas, esas fuentes fueron disminuyendo. La desaparición de servidores institucionales con la consiguiente pérdida de información recopilada empeoró la situación, perdiéndose, adicionalmente, muchos accesos a fuentes de datos internacionales por falta de pago de parte del Estado. La búsqueda multimodal en bases de datos públicas no oficiales e internacionales se convirtió en instrumento imprescindible para el acceso a la información. En este grupo, las revistas nacionales y de América Latina son los medios de difusión de su trabajo.

3) Investigadores no consolidados circunscritos al ámbito local. Un tercer grupo importante lo constituyen profesores de edad intermedia y jóvenes que esperan culminar sus postgrados para seguir la carrera de investigador en el exterior. Su permanencia es la más incierta. Tradicionalmente recibían financiamiento del Estado o de la universidad. Al desaparecer estas fuentes, muchos trabajan con remanentes de equipos e insumos de laboratorio y, excepcionalmente, obtienen colaboraciones institucionales. En el caso de los jóvenes, no optan por cargos en las universidades comprometiendo seriamente la formación de la generación de relevo. En algunas áreas tecnológicas y sociales algunos se reinventan para aprovechar oportunidades de sobrevivencia derivadas de nuevas prácticas asociadas a las TICS y de las ciencias del conocimiento, con las implicaciones positivas (nuevos espacios interactivos con la sociedad) y negativas (la posibilidad de desvirtuar la práctica docente y de investigación). La proyección académica pierde importancia, orientándose en algunos casos a revistas nacionales.

4) Investigadores conectados a redes extraacadémicas.Se observa principalmente en ciencias sociales, ciencias ambientales y ciencias de la salud. Las ONGs e instituciones internacionales a las que en un primer momento se recurrió como alternativa de financiamiento, se fueron restringiendo por las barreras a su actividad en el país y por el monopolio de estas por el propio Estado o por unas pocas instituciones. A menudo, la consultoría sustituyó a la investigación sustantiva, haciéndola pasar como producción de nuevo conocimiento. Ese rasgo, que ya había sido observado en el Informe Mundial del Consejo Internacional de Ciencias Sociales (2010) respecto a la situación en algunos pequeños países de la región, ha crecido en el país en estos años. Otras actividades conexas, como cierto activismo social, ambiental o humanista, la denuncia y difusión por medios-e (blog, podcasts, foros) ocuparon, en el mejor de los casos, el lugar de la investigación sistemática.

Cuadro 5
Estrategias desarrolladas por los investigadores para continuar investigando en Venezuela.
Estrategias desarrolladas por los investigadores para continuar investigando en Venezuela.
Fuente: elaboración propia.

5) Investigadores con financiamiento directo del gobierno. Personal con trayectoria de investigación que en la mayoría de los casos mantiene identificación política con el gobierno. Pueden distinguirse dos subgrupos. Uno integrado por investigadores consolidados con trayectoria de investigación, también con conexión al ámbito internacional, cuenta con pocos integrantes. Un segundo compuesto por investigadores no consolidados, frecuentemente más jóvenes. Se ubican principalmente en algunos organismos adscritos al MPPCT y en algunas universidades. Reciben financiamiento del Estado, permitiéndoles realizar mediciones y obtener Información primaria. Algunos de los grupos fueron priorizados por sus investigaciones en Covid 19 y otras áreas de medicina en el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia, aunque no tuvieran filiación política con el gobierno. Procuran conformar grupos de trabajo incorporando personal de postgrado. Sus medios de difusión son revistas nacionales y de América Latina.

Estas formas de investigación muestran una interesante variedad de esfuerzos para mantener viva la investigación. Unos pocos han podido establecer vínculos y/o acceder a fuentes de recursos que les permiten investigar de manera “normal”. Estos son los investigadores consagrados, vinculados a países desarrollados, y los consolidados con vínculos con el gobierno. Sin embargo, en la mayoría de los casos apenas sobreviven, representando a comunidades de investigación muy diezmadas, las cuales, en medio de extrema precariedad, procuran ser resilientes. La presencia de algunas estrategias incipientes refleja un intento de superar el marasmo para recuperar o crear espacios que den continuidad a su labor. Sin duda, las condiciones hacen estos esfuerzos cuesta arriba y, de no cambiar, probablemente desaparezcan.

La caída de la investigación limita significativamente la producción de artículos, comprometiendo las contribuciones a las revistas nacionales. Se produce una suerte de círculo vicioso porque las revistas, que son un eslabón importante del sistema de investigación, pierden el sentido de su existencia como consecuencia de la desaparición de la investigación nacional y por ende ven amenazada su sobrevivencia.

Esta situación se evidencia en la pérdida de continuidad de las publicaciones científicas de las cuatro universidades analizadas. Para 2022, de 185 revistas que estas instituciones alojaban en sus repositorios, 39% estaban paralizadas y 19% presentaban retraso por falta de artículos. Se observan diferencias importantes tanto por áreas disciplinarias como por instituciones. Proporcionalmente, humanidades y artes, ingeniería, industria y construcción, y ciencias sociales, educación comercial y derecho registran la mayor pérdida de revistas (superior o en torno al 50%). Destaca, además, que los únicos dos títulos en TICs dejaron de publicarse (cuadro 6), algo preocupante al constatar el papel disruptivo que estas tecnologías desempeñan en el ámbito global. Si adicionamos las publicaciones atrasadas, resulta alarmante que 72% de las revistas en humanidades y artes, 60% de ciencias, ingeniería, industria y construcción, y salud y servicios sociales estén en condición irregular.

Cuadro 6
Estatus de las revistas por áreas de conocimiento (2022).
Estatus de las revistas por áreas de conocimiento (2022).
Fuente: elaboración propia a partir de repositorios institucionales.

Institucionalmente, hay diferencias notables. En la UCV y la ULA el porcentaje de publicaciones paralizadas es muy alto (48% y 46% respectivamente), con el agravante de que, en el primer caso, sumadas las retrasadas, alcanza casi el 80%. En LUZ y sobre todo UCLA la parálisis no constituye, todavía, un problema tan serio (28% y 6% respectivamente) en tanto que la mayoría de sus revistas se mantiene al día (56% y 75% respectivamente).

El efecto de la crisis de las revistas se expresa no sólo en la dificultad para mantener la periodicidad y permanencia de la publicación, sino también en su visibilidad internacional, afectando con ello la difusión de la producción científica nacional que circula a través de ellas. Esto se puede apreciar en el alojamiento de las revistas académicas venezolanas en los distintos sistemas de acreditación internacional. Por ejemplo, en Scopus el número de revistas alojadas alcanzó un máximo de 44 en 2010, comenzando a descender hasta ubicarse en 31 en 2020. En el caso de REDALyC, contenía 64 revistas en 2016, registrando apenas 36 en la actualidad (Aguado-López & Becerril-García, 2016; Scimago Institutions Rankings, 2021;5 Redalyc.org, 2021)6. Consecuentemente, el número de artículos venezolanos en los rankings disminuyó. Véanse, por ejemplo, los casos de Scimago y SCI. En el primero, en 2011 se registraban 2.439 documentos, cayendo a 1.459 en 2021, una disminución de 40,2%.7 En el segundo, en 2017 se registraban 1.063 documentos, evidenciando una contracción del 31,3% respecto a 2009 cuando alcanzó un tope de 1.548.8 En forma agregada, esto se ha traducido en un retroceso marcado del país en la escena de la ciencia internacional. Venezuela pasó del puesto 50 que ocupaba en el ranking de Scopus por países en los años 1998-2000, al puesto 98 en el año 2021). Para el año 2015, Venezuela ocupaba la octava posición de los países de América Latina y el Caribe en este ranking con 1,28% del total de documentos, cayendo a la posición 11 con el 0,71% de los documentos, es decir una disminución casi del 50% (Varias bases de datos de Scimago).

En un trabajo anterior (Mercado, Sánchez-Rose & Vessuri, 2021) se mostró que un grupo de revistas nacionales mantuvieron su continuidad en medio del colapso de la actividad científica de los últimos ocho años, debido a esfuerzos de los editores y a la conformación de pequeñas redes colaborativas. En esta revisita del tema, se destaca entre los cambios, uno que parece interesante en cuanto a la composición de la autoría.

Aparte de la caída en el número de revistas y la pérdida de visibilidad internacional aparece un cambio sustantivo en el origen de los artículos publicados en las revistas nacionales, especialmente en aquellas que se mantienen en los repositorios internacionales. De manera general, de las 8 revistas analizadas se observa que, a partir de 2010, hay una caída sostenida de las contribuciones nacionales, pasando de 141 artículos en ese año a 31 en 2022, una merma del 78%. La proporción de autores venezolanos en 2022 en las revistas es variable y oscila entre el 0,7% y el 25%, a excepción de una de las revistas analizadas, con casi 70% de autores venezolanos. En cuanto al número total de artículos, se observa un crecimiento progresivo hasta 2015 contabilizándose 204 artículos publicados. Sorpresivamente, se da un incremento significativo desde 2020, impulsado por un creciente número de artículos extranjeros, alcanzando cifras totales superiores a los 400 en algunas de ellas, lo que para el año 2022 significa entre el 75% y el 96% del total de las contribuciones, exceptuando una revista, que para este año contaba con un 30% de contribuciones extranjeras (cuadro 7). Este comportamiento inesperado exigió analizar con mayor detalle estos resultados.

Cuadro 7
Evolución de los artículos de las revistas mejor clasificadas en Scimago de acuerdo con el origen (nacional-extranjero).
Evolución de los artículos de las revistas mejor clasificadas en Scimago de acuerdo con el origen (nacional-extranjero).
Fuente: elaboración propia a partir de varios repositorios institucionales.* Sin incluir segundo número del año, en publicación

Seis de las ocho revistas analizadas, muestran a lo largo del tiempo un número no muy cambiante de artículos publicados entre 2005 y 2022 pero, con excepción de Cuadernos del CENDES, cambios muy importantes en la relación autoría nacional/ autoría extranjera particularmente a partir de 2020. Esto es muy notable en los casos de Bioagro, que pasa de 8% en 2005 a 96% en 2022, Revista de la Facultad de Agronomía de LUZ, pasa de 9% en 2005 a 84% en 2022 y de Agroalimentaria (23% en 2005 a 85% en 2020). Pero las dos restantes, Revista de ciencias sociales y Revista venezolana de gerencia de la Universidad del Zulia, son las que experimentan un incremento sustancial en el número de artículos de autores extranjeros a partir de 2020, lo que llevó a analizar sus políticas editoriales.

Efectivamente, los aumentos son resultado de cambios en las políticas editoriales. En el caso de la Revista venezolana de gerencia, se trata de una ampliación considerable de las secciones y los temas abordados. Por ejemplo, en el último número de 2022 (el número 100) hay una amplia variedad de temas (gestión pública, modelos de gestión pública, políticas públicas, centralización, participación y gestión ciudadana, gobierno digital y modernización, liderazgo, y desarrollo territorial) (Melean Romero, 2022). En el caso de la Revista de ciencias sociales, similarmente hay una ampliación de los temas a través del lanzamiento de números especiales. Véase como ejemplo el Número especial 6 del Volumen 28 (último de 2022) cuyo título de convocatoria es “Educación, emprendimiento, responsabilidad social y crecimiento económico: pilares fundamentales para el desarrollo en América Latina” (Acosta de Mavárez, 2022).

En lo relativo al origen de los autores extranjeros, de forma general provienen de América Latina, aunque se observan algunas diferencias. En el caso de las citadas revistas de La Universidad del Zulia provienen principalmente de Perú, Ecuador y Colombia y, en menor proporción de México, España y Chile. En Cuadernos del Cendes, la mayoría proviene del Cono Sur, particularmente de Argentina. Es notorio que la contribución de autores latinoamericanos pertenece en gran medida a universidades regionales que no pertenecen a la élite de esos países.

En las revistas de agricultura, las contribuciones provienen también de diversos países de América Latina, pero hay predominancia de autores de México y Brasil, así como también en menor medida de Colombia y Perú. Destacan como hechos relevantes que en Bioagro comienzan a publicarse artículos de fuera de América latina, especialmente de Oriente Medio y África, y que, en el caso de la Revista de la Facultad de Agronomía de LUZ, se ha mantenido una trayectoria colaborativa con España, que aun siendo porcentualmente pequeña mantiene su continuidad desde 2005.

La Revista geográfica venezolana tiene la mayor contribución externa en autores de Brasil, seguidos de Argentina, Colombia y Chile, con escasa colaboración nacional (una sola en 2015). Finalmente, la Revista lengua y habla pasó de tener números con 100% de contribuciones nacionales en 2005 a 78% de autorías extranjeras en 2022 sin ninguna colaboración con autores venezolanos desde 2010. Destaca la ausencia total de colaboración con otros países en la muestra de las revistas Agroecológica y Cuadernos del Cendes.

De modo general, la participación de autores venezolanos afiliados a instituciones en el exterior es poco significativa, como también lo son los artículos elaborados en colaboración con autores extranjeros que, en el mejor de los casos representa el 10,5% de los artículos publicados. De ahí que el aumento en número de autores extranjeros de los últimos años difícilmente puede atribuirse a la diáspora de investigadores venezolanos radicados en el exterior como tampoco a los vínculos previos tejidos por aquellos que realizaron estudios en el exterior. En tal sentido, esto parece responder a una estrategia de internacionalización por parte de autores latinoamericanos, que buscan publicar en revistas que están en repositorios indizados, de acceso abierto y que no cobran, lo que hace atractivas las revistas venezolanas.

En un estudio anterior (Mercado, Sánchez-Rose & Vessuri, 2021), se identificaron una serie de características y actividades comunes que hacen posible la continuidad de las revistas. De manera general destacan en orden de importancia:

  1. 1. El papel fundamental del editor, quien a la par de sus actividades académicas desarrolla la función editorial a título individual o con escaso apoyo, quien asume en algunos casos el financiamiento de la revista con sus propios recursos.
  2. 2. Compromiso del equipo editorial compuesto por grupos muy reducidos (generalmente profesores allegados), que desarrollan ad honorem funciones múltiples por la imposibilidad de contratar los servicios técnicos.
  3. 3. Se identificó la conformación de algunas redes colaborativas entre editores para procurar adecuar las actividades de edición a los requerimientos de los repositorios de publicaciones o para garantizar la producción de números especiales.

Es evidente, entonces, que la continuidad de las publicaciones depende casi exclusivamente del esfuerzo de sus editores y algunos colaboradores. En general, son estrategias resilientes que, si bien no son muy estructuradas, permiten entender cómo las revistas han sobrevivido sin respaldo financiero, pero que ya resultan insostenibles. Se ha constatado que, cuando alguno de estos editores comprometidos sale, muere la publicación (Blanco & Grafe, 2020).

Recientemente, en algunas universidades se han implementado algunas estrategias para tratar de mitigar el declive de la publicación académica. La asesoría técnica a los consejos editoriales, la procura de fuentes alternativas de recursos y de espacios colaborativos destacan entre ellos (Cuadro 8).

Cuadro 8
Estrategias institucionales.
Estrategias institucionales.
Fuente: elaboración propia.

Bien podría argumentarse que estas son tareas normales de gestión. Pero en las circunstancias del país, en que los grupos son poco dados a trabajar coordinada y colaborativamente, constituyen novedades que, sobre todo, contribuyen a garantizar la sobrevivencia misma de las revistas.

De lograrse la continuidad de las revistas, principalmente por el creciente número de contribuciones extranjeras, sería necesario reflexionar sobre el papel e influencia que esto tendría sobre la dinámica de la publicación científica local, y si esto permitiera proponer agendas de trabajo que apunten a la recuperación de la investigación en el país.

Conclusiones

Como se ha visto, el cambio sustancial del perfil de autoría permitió, al menos circunstancialmente, la continuidad de las revistas, garantizando los suficientes artículos para editar los números. Los editores pudieran encontrar por allí un camino posible para recuperar fuerzas de sus revistas transformándolas en productos dinámicos en el circuito de publicación iberoamericano, y contribuir a la reconstrucción y fortalecimiento de las estructuras de posgrado que casi siempre constituyen su base directa de apoyo. Sin embargo, quedaría todavía por resolver la pérdida de financiamiento, que lleva a indagar cómo sufragar gastos importantes asociados a la edición (revisión y diagramación) y el montaje en las plataformas, o cómo lograr hacerse de estos servicios.

Las experiencias mostradas evidencian que es posible identificar alternativas viables para respaldar el trabajo de las revistas. Tal como se indicó, la permanencia de algunas de ellas, de diversas áreas de conocimiento, en repositorios prestigiosos, podría abrir oportunidades para reconstruir y fortalecer las estructuras de posgrado que son su base de apoyo. Un mecanismo podría ser proponer e incentivar la elaboración de artículos colaborativos con las universidades del exterior que están publicando regularmente en las revistas nacionales, ofreciendo las capacidades de investigación y formación de los investigadores locales que actualmente ven limitadas sus posibilidades por la carencia de recursos, ofreciendo como ventaja la ampliación de los temas de investigación y la integración de grupos de trabajo de alto nivel.

Más en el ámbito de los organismos internacionales de carácter regional, podría explorarse el apoyo para la elaboración de números sobre temas relevantes para la región, involucrando activamente a sus miembros, incluyendo el apoyo a las actividades de edición.

En el ámbito nacional, es necesario adelantar acciones intra e interinstitucionales que hagan más eficaz el trabajo editorial. Debería desarrollarse una plataforma técnica común pensada como un programa de cooperación con instancias internacionales. También se podrían crear gerencias de edición y divulgación para apoyar la labor de los editores de las revistas en una o entre varias universidades. Los costos más altos en la gestión editorial están precisamente en la edición web para formatos digitales, que los editores actualmente no pueden asumir de forma individual por los altos costos asociados. Esto se podría acompañar del dictado de cursos para los miembros de los Consejos editoriales sobre edición web, Open Access, Open journal, plataformas de edición online como MARCALYC, y procesos de certificaciones de revistas en los repositorios internacionales. Adicionalmente, podría pensarse en un operativo de rescate para el caso de las revistas que desaparecen definitivamente que permita asegurar la sobrevivencia de sus archivos, como parte de la preservación de la memoria histórica del país.

Dentro de las universidades se sugieren pasantías obligatorias de estudiantes de las escuelas relacionadas con las actividades de las revistas (bibliotecología, letras e idiomas), lo que retribuiría un doble beneficio pues los pasantes adquirirían y pondrían en práctica herramientas del oficio editorial, obteniendo los respectivos reconocimientos en los créditos de las revistas. Esto podría contribuir a mitigar en algo la pérdida de capacidades y a formar la generación de relevo.

Si bien estas estrategias pudieran contribuir al mantenimiento de las revistas, los esfuerzos debieran orientarse a fortalecer la investigación en el país y al sistema nacional de ciencia y tecnología. Habría que evitar que la estrategia de incrementar las contribuciones latinoamericanas se convierta en un fin en sí mismo, comprometiendo los objetivos y finalidades que se buscan. Estas disquisiciones deben formar parte de una discusión integral sobre el futuro de la publicación científica en el país.

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Notas

1 REDALyC: Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal: https://www.redalyc.org/
2 Vale destacar el impulso editorial más reciente que experimentó una pequeña universidad regional: UCLA.
4 De acuerdo a fuentes de los CDCH de las universidades consultadas la emigración ha disminuido. Sin embargo, un número importante de profesores continúa abandonando la universidad y hay grandes dificultades para incorporar a profesionales jóvenes como generación de relevo ante la falta de interés generalizada por la ausencia de perspectivas de carrera.

Recepción: 01 Diciembre 2022

Aprobación: 27 Febrero 2023

Publicación: 03 Abril 2023

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