Palabra Clave (La Plata), octubre 2011, vol. 1, nº 1, p. 59-60. ISSN 1853-9912
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Bibliotecología

Reseñas/Reviews

 

Manual para la preservación de papel: nueva era de la conservación preventiva y su aplicación actualizada de Silvio Gorén PDF HTML
Mónica Gabriela Pené 56-60
Gestión y planificación de bibliotecas de G. Solimine, G. Di Domenico y M. Pérez Pulido PDF HTML
Lorena Miranda 61-63
The library: a illustrated history de S. A.P. Murray PDF HTML
María Eugenia Costa 64-67

Reseña de Manual para la preservación del papel: nueva era de la conservación preventiva y su aplicación actualizada

Mónica Gabriela Pené

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
niversidad Nacional de La Plata

Reseña de:
Manual para la preservación del papel: nueva era de la conservación preventiva y su aplicación actualizada / Silvio Goren ; prólogo de Susana Meden.- Buenos Aires: Alfagrama, 2010.- 181 p. ; 23 x 16 cm.- (Biblioteca Alfagrama).- ISBN 978-987-1305-60-5.

Iniciamos la reseña de este libro aportando algunos datos relevantes acerca de su autor, Silvio Goren, reconocido restaurador de colecciones histórico-artísticas. Nacido en Argentina, desde pequeño estuvo vinculado a la profesión ya que su madre era restauradora de pinturas. Se formó bajo la dirección de Domingo I. Tellechea (ICOM, International Council of Museums) y de Juan Corradini (IIC, International Institute for Conservation), desempeñándose desde la década del 70 en actividades relacionadas con la conservación de bienes culturales pertenecientes a diversos tipos de instituciones tales como museos, iglesias y archivos.

Como docente, impartió sus conocimientos en el Departamento de Artes Visuales del Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), siendo profesor titular en las cátedras Conservación Preventiva I y Conservación Preventiva II de la Licenciatura de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. También dictó seminarios y cursos sobre la temática, tanto para el IUNA como para la Secretaría de Cultura de la Nación, entre otros.

Comprometido con la difusión y promoción de la conservación preventiva, ha participado en numerosos eventos de la especialidad -tanto nacionales como internacionales- y ha publicado varios libros y artículos, siendo durante seis años corredactor de la Revista de conservación del papel de la Biblioteca del Congreso de la Nación, que mucho nos ha orientado en el trabajo cotidiano con las colecciones de nuestras instituciones.

Miembro activo del ICOM y del IIC, así como miembro fundador del Centro Argentino de Restauradores (CAR), es destacable la trayectoria y compromiso de Goren en temáticas vinculadas a la conservación del patrimonio cultural, compromiso que hoy se renueva con la publicación del manual que aquí presentamos, una obra que, tal como dice la Dra. Susana Meden en el prólogo que le precede, "ha logrado un interesante equilibrio entre el aporte de datos y las reflexiones personales, desarrollando cada tema desde lo básico y en lenguaje coloquial, para posibilitar también la comprensión a quienes no son conservadores".

Poniendo ahora el foco de atención en la obra, hemos de decir que la misma ha merecido, por parte de su autor, un título que claramente notifica el asunto de que trata. Este manual busca iniciar al lector en temas vinculados a la conservación preventiva del papel, al tiempo que brinda a quienes son ya conservadores una visión actualizada en lo que se refiere a técnicas, instrumentos y materiales a utilizar para prolongar la vida de los documentos en soporte papel, todo ello contemplando la realidad a la que nos vemos expuestos cotidianamente en nuestras instituciones.

La obra se inicia con un prólogo escrito por la Dra. Susana Meden, donde califica al trabajo de Goren como una contribución significativa en materia de conservación para nuestro contexto regional. Le continúa una introducción escrita por el autor donde presenta, de forma sucinta, la obra que el lector tiene entre sus manos.

Estructurada en ocho capítulos, el primero está dedicado al papel, exponiéndose de manera concisa los antecedentes de este noble soporte, sus formas de producción, su perdurabilidad, la evaluación de su deterioro y sus orígenes, entre otros aspectos de interés. El segundo capítulo constituye un aporte específico del autor, originado en su vasta experiencia en la preservación de obras de arte en soporte papel; en él, Goren plantea los inconvenientes de las técnicas artísticas clásicas aplicadas al papel, en relación a la conservación de dichas obras.

Los capítulos III y IV se abocan de lleno a los agentes de deterioro vinculados con el medio ambiente donde se almacenan y exponen los documentos, ofreciendo información valiosa sobre instrumentos de medición de temperatura y humedad, al tiempo que brinda consejos acerca del uso y adquisición de los mismos, considerando las limitaciones de nuestro contexto nacional. Completa esta información el quinto capítulo, donde el autor realiza una presentación de los factores de deterioro y sus agentes, recomendando algunos tratamientos y desaconsejando otros, todo ello sobre la base de claras justificaciones.

Por su parte, el sexto capítulo pone sobre tablas la importancia de contar con un plan de preservación que posibilite el establecimiento de prioridades y que conduzca a una gestión de riesgo de las colecciones más sólida y eficiente. Le continúa el capítulo VII, dedicado a conceptos propios de la conservación preventiva como son la limpieza, el almacenamiento, la manipulación y la exhibición de documentos y obras en soporte papel, ofreciendo consejos prácticos al respecto.

Por último, el capítulo VIII analiza el rol del profesional conservador en este mundo globalizado, destacando la responsabilidad social que le cabe en la conservación del patrimonio cultural, como trabajadores de la cultura. La obra culmina con una bibliografía que recorre distintos aportes a la temática desde la década del 50 hasta nuestros días.

En nuestra opinión, Goren ha logrado un manual teórico-práctico que brinda, de forma clara y concisa, la información indispensable para comprender la problemática de la conservación del papel, proponiendo estrategias para optimizar la gestión de colecciones en instituciones culturales de diverso tipo, sean éstas archivos, bibliotecas o museos. En resumen, un manual cuya lectura recomendamos.

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Reseña de Gestión y planificación en bibliotecas

Lorena Miranda

Biblioteca Pública
Universidad Nacional de La Plata

Reseña de:
Gestión y planificación en bibliotecas / Giovanni Solimine, Giovanni Di Domenico, Margarita Pérez Pulido.- Buenos Aires : Alfagrama, 2010.- 320 p. ; 23 x 16 cm.- (Biblioteca Alfagrama).- ISBN 978-987-1305-53-7

Bajo el título Gestión y planificación en bibliotecas, se ha publicado esta obra, escrita en colaboración por Giovanni Solimine, Giovanni Di Domenico y Margarita Pérez Pulido, editado por Alfagrama y publicado en el año 2010

Estos tres autores, también responsables de varios libros y artículos especializados en bibliotecología, han reunido en un único volumen toda la temática relativa a la gestión integral de una unidad de información.

Giovanni Solimine, en el primer capítulo La gestión del cambio: cultura y metodología de management en la biblioteca, parte del principio de que en las bibliotecas el servicio lo es todo. Marca la necesidad de atender la implementación de un estilo consciente de gestión a fin de proyectar, asistir, valorar y mejorar el servicio.

Caracteriza la biblioteconomía como una disciplina que no debe sólo identificarse con las tareas profesionales y con las exigencias operativas de las bibliotecas, sino que debe ir más allá del quehacer cotidiano. Define al bibliotecario como organizador y gerente de servicios, con una orientación al usuario relacionada con el modelo gestional y con el estilo de servicio que distingue la conducción de la biblioteca.

El capítulo en general trata de la relación entre la biblioteconomía y el management, entre el bibliotecario y la filosofía de gestión que debe ejercitar para llevar la biblioteca adelante. Ilustra las metodologías y las técnicas que los bibliotecarios utilizarán en las fases de planificación, definición de objetivos y actividades de proyección. En ellas se concretiza el encuentro entre el management y la biblioteconomía: una biblioteca orientada al cambio. Introduciéndose en la temática de los recursos, sostiene que la esencia de la actividad profesional consiste en la transformación de recursos en servicios y en la producción de valor añadido identificable en la eficiencia y la eficacia. A este conjunto de eficiencia y eficacia lo define como calidad de una biblioteca. Precisa los conceptos de datos, indicadores, medición y valoración, y se explaya sobre los numerosos métodos existentes para la recolección de datos. Para concluir, se refiere a la biblioteca como una organización que debe contar con el compromiso y la motivación de todos sus operadores. Resalta la importancia de que en la biblioteca se definan flujos comunicativos: "La biblioteca tiene en primer lugar la exigencia de comunicar correctamente ella misma su misión y sus propios valores de referencia, presentando la propia fisonomía, la propia oferta, los propios objetivos"

En el Capítulo 3 volvemos a leer a Solimine en La gestión de la colección. Comienza refiriéndose a la gestión en las políticas de adquisiciones como uno de los momentos más importantes de la proyección y de la construcción de una biblioteca. Se detiene en los pasos por los que atraviesa un proyecto de revisión sistemática de la colección. Explica, además, cómo escribir la carta de las colecciones. Luego se introduce en la política de desarrollo de colecciones. Considera fundamental introducirse en el tema de la gestión de recursos y procedimientos de adquisición, considerando como uno de los aspectos más importantes la gestión de los medios financieros y el espacio. Otro recurso importante es el espacio y los métodos a través de los cuales se prevé la organización física de los documentos. Ahonda luego sobre el procedimiento de adquisición. Hace referencia a la utilización del Esquema de Whittaker como herramienta para la valoración sistemática. Finaliza el capítulo reflexionando sobre la importancia de la selección de abastecedores y de las relaciones que la biblioteca logra instaurar con ellos.

Giovanni Di Domenico se presenta con otro estilo de escritura, más concreto y esquemático, aunque también más técnico.

En el capítulo 2 La gestión de la calidad en la biblioteca realiza una introducción en la metodología del TQM (Total Quality Management) explicando de qué manera fue aplicándose al ámbito bibliotecológico a través del tiempo. Enumera los recursos para un liderazgo bibliotecario y describe en qué momento el liderazgo es funcional a la calidad. También, cuáles son los nuevos niveles de profesionalidad y de autonomía que harán que se transite el cambio hacia la calidad. Menciona las características fundamentales que debe adquirir el bibliotecario y que abrirán el camino a las políticas innovadoras, a la colaboración constante con otros sujetos y estructuras, al mejoramiento de la calidad de los servicios, a la satisfacción de los usuarios y a un vínculo más fuerte con ellos. Define la cooperación como un factor primario de la calidad del servicio así como de la calidad del proceso; un estímulo estratégico de innovación, cambio, crecimiento profesional de los bibliotecarios. En función de este camino de cambio hacia la gestión de la calidad en las bibliotecas, incorpora los conceptos de benchmarking y benchlearning, aportando definiciones, descripciones y una comparación entre ambos.

Posteriormente agrega los conceptos de trabajo por procesos y por proyectos. Describe un mapa de los procesos bibliotecarios. Entra en detalle sobre el modelo de organización matricial en el que pueden coexistir el funcionamiento ordinario y la innovación en procesos y proyectos. Define estrategias de comunicación, partiendo de la base de que la comunicación hace a la calidad organizativa y a la calidad de servicio. Para poner en práctica todo lo mencionado hasta aquí, hace mención de diversas herramientas: El ciclo PHVA o ciclo de Deming, el método TEMPLES y el análisis FODA. En cuanto a la calidad estandarizada, nos ofrece una introducción al paquete de normas ISO 9000 de sistemas de gestión de la calidad. Luego, se detiene en la gestión de las relaciones con los usuarios y finaliza este capítulo refiriéndose a la evaluación y la evaluación organizativa de la calidad, dando como ejemplos el modelo EFQM que presenta características que se conjugan muy bien con la búsqueda del cambio y de la mejora en las bibliotecas. Describe también los modelos REDER (Resultados, Enfoque, Despliegue, Evaluación, Revisión) y Fundibeq.

Más adelante, en el capítulo 4 La gestión de los proyectos en la biblioteca, Di Domenico comienza refiriéndose a la biblioteca por proyectos, que incluye un cambio cultural y operativo. En una serie de definiciones que van desde el proyecto al project management, se explaya en el por qué de los proyectos, la diferenciación entre programas, proyectos y subproyectos, sus tipologías, hasta llegar a la definición y carácterísticas del project management. Menciona la importancia de la redacción de un documento que exprese la idea y finalidad del proyecto. Toca temas como: la financiación del proyecto, el equipo de proyecto (personas y roles), obstáculos y condicionamientos. Examina también la fase de planificación y la puesta en marcha de los proyectos. Continúa luego con la importancia que se le debe otorgar a la gestión de las informaciones y de la comunicación. Finaliza con la idea de biblioteca como ambiente multiproyecto, introduciendo el concepto de multiproject management como corriente de investigación y de aplicaciones.

Los últimos dos capítulos fueron escritos por Margarita Pérez Pulido. En el capítulo 5 Usuarios y estudios de usuarios la autora parte del concepto de la biblioteca centrada en el usuario, de la idea de la potenciación de la comunicación personal usuario/biblioteca, y en la atención al no usuario. Muestra un modelo conceptual de los procesos de marketing y planificación que une a los conceptos de gestión de calidad y satisfacción. Introduce también en el modelo de EFQM. Define los estudios de usuarios resaltando su importancia como parte del nuevo modelo de gestión. Realiza una comparación entre la perspectiva tradicional, orientada al sistema, y la perspectiva emergente, orientada al usuario. En cuanto a la tipología de estudios de usuarios establece tres tipos: de necesidades y hábitos, de uso y satisfacción, y de impacto; presenta experiencias españolas en este tema. Sostiene que el examen de las actitudes de los usuarios ante los nuevos cambios experimentados por las tecnologías de información constituye uno de los objetivos prioritarios en el ámbito de la investigación sobre estudios de usuarios y los encamina hacia una perspectiva psicosocial. Explica el modelo de Davis (TAM: Technology Acceptance Model) y el modelo teórico de la difusión de Royers.

En el capítulo 6 Cultura y clima organizacional en la biblioteca realiza un recorrido histórico a través de la aplicación de la teoría general de sistemas, comenzando por Kast y Rosenzweig. Entra en el tema de identidad y cultura corporativa, ofreciendo también definiciones basadas en diversos autores. Define a la identidad corporativa de una organización como su razón de ser, su esencia, sus atributos únicos y permanentes, y sostiene que "la imagen corporativa es la síntesis de la identidad corporativa plasmada en la mente de los públicos". Opina que la biblioteconomía se está convirtiendo en la actualidad en una profesión más abstracta, nutrida de otras disciplinas que presentan dilemas éticos y sometida a profundos cambios con la incorporación de las nuevas tecnologías. Define el discurso de la calidad como perteneciente al terreno ético, en cuanto "hace referencia a la actitud con que se ejecutan las funciones encomendadas por la sociedad a una profesión a la que cabe exigir determinados comportamientos, y a nivel organizacional, la eficacia y efectividad se asientan sobre un carácter o integridad que deriva del trabajo y la comunicación como medio para obtener el bien común". Luego ahonda en la dimensión ética de la profesión, los valores, los códigos deontológicos y el factor humano. Finaliza refiriéndose a las cartas de servicios, en las que el compromiso, la comunicación y la calidad se consideran elementos fundamentales. La carta de servicio es considerada un instrumento valioso de conexión y compromiso con el usuario.

La temática de la obra en general es por demás abarcativa en lo relativo a la gestión de las bibliotecas. En lo personal, me hubiese gustado encontrar una introducción que contara cómo fue hecha esta compilación; si los autores escribieron cada artículo para ser publicados en esta obra, o si se trata de artículos publicados anteriormente. Es una obra que aporta muchas herramientas y recursos para aplicar en el quehacer laboral de los bibliotecarios. Altamente recomendable para docentes, alumnos y bibliotecarios.

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Reseña de The library : an illustrated history

María Eugenia Costa

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad Nacional de La Plata

Reseña de:
The library : an illustrated history / Stuart A.P. Murray ; introducción por Donald G. Davis Jr. ; prólogo por Nicholas A. Basbanes.- New York : Skyhorse Pub. ; Chicago : ALA Editions, 2009.- x, 310 p. : ilus. ; 27 x 19 cm.- ISBN-13: 978-0-8389-0991-1.

Desde la década del 1970 en adelante, se han publicado diversos estudios históricos sobre las bibliotecas del mundo que poseen colecciones de fondos antiguos, ya sean investigaciones de carácter erudito, artículos de divulgación o manuales destinados a universitarios. Muchas de estas obras generales, basadas en fuentes secundarias, incluyen sólo unas pocas imágenes que complementan la información proveniente de los textos. Hasta el momento, en el medio anglosajón no se había editado ninguna historia ilustrada de las bibliotecas, dirigida fundamentalmente "al público en general y a los jóvenes lectores". En este sentido, el libro del periodista y editor Stuart A. P. Murray intenta, de alguna manera, llenar ese vacío.

El volumen incluye un prólogo de Nicholas A. Basbanes y una introducción de Donald G. Davis Jr. (de dos páginas cada uno) que contienen vagos elogios acerca de la importancia de las bibliotecas y un escaso abordaje del texto en cuestión. Patrocinado por la American Library Association (pero incidentalmente impreso en China) el libro The Library : An Illustrated History posee un formato ligeramente grande, con una sólida encuadernación entelada, una llamativa sobrecubierta y un buen diseño editorial. Es de destacar la calidad de la impresión, dada por la utilización de papel satinado. Se incluyen e intercalan a lo largo de la obra 196 ilustraciones de distinto tamaño e índole temática, reproducidas mayoritariamente en color. De más está decir que una historia ilustrada de las bibliotecas debe incluir diverso tipo de imágenes, cuyo fin no sea sólo presentar fragmentos de escrituras antiguas, exponer páginas aisladas de códices, enseñar fachadas e interiores de edificios, exhibir retratos de personalidades o simplemente mostrar escenas con lectores anónimos. Las representaciones visuales pueden no sólo acompañar o complementar la narración, sino también ampliar la conceptualización teórica y ahondar en el análisis del contexto sociocultural, si se utilizan como verdaderas fuentes primarias (como lo ha dicho Peter Burke en Lo visto y no visto :El uso de la imagen como documento histórico). A través de ellas se puede reflexionar sobre la materialidad de los manuscritos e impresos (con sus respectivos modos de visualidad), indagar acerca de las prácticas de lectura de los distintos grupos sociales, explicar la función de los grandes repositorios bibliográficos y comprender la organización de los conocimientos en los diversos ámbitos institucionales, entre otras cuestiones significativas para un historiador de las bibliotecas.

Si bien a primera vista las ilustraciones del libro de Murray resultan bastante atractivas y aparentan ser pertinentes, con más detenimiento uno advierte que las mismas suelen estar desconectadas de los tópicos centrales abordados por el autor y que no se encuentran analizadas en el texto adjunto. Algunas incluso carecen de autenticidad o verosimilitud, al ser dibujos posteriores o reconstrucciones modernas (considero más pertinente la utilización de fuentes visuales primarias, contemporáneas a los hechos históricos a los que se alude). Muchas de las imágenes reproducidas van acompañadas de epígrafes ambiguos, que no permiten identificarlas claramente y tampoco localizarlas fácilmente; el listado adjunto (p. 305) es de poca utilidad para reemplazar los rótulos. La mayoría de las imágenes se cita como procedente de la Library of Congress o de una fuente menos autorizada como Wikimedia Commons. Esta falta de información acerca de las ilustraciones se traslada al cuerpo del texto, ya que no hay una sola cita de referencia ni una nota al pie de página que permitan sustentar las afirmaciones y generalizaciones realizadas por el autor. Sólo se sugieren ciertas lecturas adicionales hacia el final (p. 306-7). Uno podría poner en cuestión, entonces, la fiabilidad de las fuentes secundarias empleadas para redactar The Library: An Illustrated History.

Pero ¿cómo está estructurada la obra de Stuart Murray?

La primera parte del volumen comprende doce capítulos que presentan un sucinto panorama del surgimiento y el desarrollo histórico de los principales repositorios de materiales bibliográficos del Próximo Oriente, Europa, Asia e Islam y América del Norte. Incluye someras descripciones de las formas librarias, de los cambios en los soportes materiales y de las tecnologías utilizadas para producir los libros. Hace especial referencia a los Estados Unidos y destaca el papel paliativo que cumplieron las bibliotecas durante los períodos de guerra y crisis mundiales.

Dedica el primer capítulo a las bibliotecas de la antigüedad, a partir de la clasificación de las tabletas de arcilla en los archivos palaciegos de Ebla y de Nínive, en particular la biblioteca real de Asurbanipal. Se ocupa a continuación de los escribas egipcios, de la producción y almacenamiento de los rollos de papiro cubiertos por jeroglíficos. Menciona las colecciones privadas de la intelectualidad helénica; destaca la famosa biblioteca de Alejandría, que compendiaba toda la erudición de la época, hasta llegar a las bibliotecas imperiales romanas, con sus respectivas secciones latina y griega.

El capítulo segundo trata de las bibliotecas europeas durante la Edad Media y señala la decisiva función de las órdenes religiosas, en particular los benedictinos, en la elaboración de manuscritos miniados, coleccionados en afamados monasterios.

El tercer capítulo reseña las bibliotecas de Asia y el Islam, herederas de los tesoros bibliográficos del Imperio Bizantino y, con ellos, de gran parte de la cultura clásica greco-romana. Pasa revista general a los repositorios de la India, China y Medio Oriente.

La Alta Edad Media europea es el tema del cuarto capítulo. Describe el paso de los scriptoria monásticos a las escuelas catedralicias junto con la instalación de universidades. A continuación, enumera los cambios registrados con el advenimiento del Renacimiento, la aparición de bibliófilos humanistas y la creación de la imprenta (en este pasaje llama la atención la ausencia de autores clásicos como Lucien Febvre, Henri Jean Martin o Elizabeth L. Eisenstein entre otros).

El capítulo quinto abarca el período comprendido entre el Renacimiento y la Reforma. Plantea la apertura al público de algunas bibliotecas, si bien la mayoría pertenecían a las Cortes. Menciona algunos repositorios reales y eclesiásticos que se convirtieron en los núcleos iniciales de las futuras bibliotecas nacionales y universitarias. Hace especial alusión a la Biblioteca Apostólica Vaticana y al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Por otra parte, señala la importancia acordada a la clasificación y la catalogación de los materiales reunidos, y la presencia de destacados bibliógrafos. Si bien no indaga en profundidad el papel de Protestantismo, alude a la confiscación y destrucción de numerosas bibliotecas monásticas fruto de las guerras de religión. Relata superficialmente la pérdida de los registros incas y mayas como resultado de la conquista de América, sin analizar sus causas ni sus consecuencias.

En el capítulo sexto, dedicado a la gente del libro, aborda las bibliotecas musulmanas en Asia y África, destacándose los centros de enseñanza de Timbuctú. Se refiere a la India bajo dominio mongol y al Imperio Otomano, con sus diversos tipos de reservorios bibliográficos. El capítulo se cierra con un panorama de las bibliotecas chinas, coreanas y japonesas.

El séptimo capítulo se titula "guerra y una edad de oro", en alusión a las casi constantes conflictos bélicos de los siglos XVI-XVII, y al florecimiento de bibliotecas tanto públicas como privadas registrado en la época. Se menciona que en ese período la incautación de libros estaba poco menos que legalizada y que había un interés incipiente por métodos confiables de organización bibliotecaria. Se pasa revista a la actividad de bibliófilos y estudiosos notables.

El capítulo octavo describe la valoración de los libros por parte de los colonos de América del Norte (al mundo hispanoamericano colonial se le destinan apenas dos páginas). Resalta la fundación de la Universidad de Harvard, con donaciones de libros por parte de los clérigos, y la ampliación de su acervo bibliográfico a través de confiscaciones fruto de las luchas independentistas. Se destaca además la obra de Benjamin Franklin al crear la Library Company de Filadelfia, primera biblioteca por suscripción de Norteamérica.

En el capítulo noveno, se enumeran algunos avatares de las bibliotecas en Estados Unidos, como la destrucción y posterior reconstrucción de la Library of Congress de Washington, la cual se enriqueció con la colección de Thomas Jefferson. También se describe el desarrollo del Athenaeum de Boston y diversos tipos de bibliotecas públicas surgidas en las primeras décadas del siglo XIX, como consecuencia de la demanda de educación pública generada en la clase media estadounidense.

El capítulo décimo está dedicado al movimiento bibliotecario y pasa revista a las diversas instituciones dedicadas a la creación y al mantenimiento de bibliotecas, públicas, escolares, universitarias, especializadas. Se recalca la labor de Melvil Dewey, fundador de la primera institución dedicada a la enseñanza de la bibliotecología.

El undécimo capítulo se detiene en la organización del conocimiento y en los diversos sistemas de clasificación bibliográfica. El problema creado por la multiplicación de los documentos impresos, la conservación de los materiales y la ordenación de los contenidos, motivaron estudios especializados.

Por último, el doceavo capítulo presenta un panorama de las bibliotecas y de los centros de medios en la actualidad, según sus peculiares características y público al que dirigen sus esfuerzos. Se considera que el tipo más numeroso, en Estados Unidos, es la biblioteca pública escolar, situación en modo alguno uniforme en el mundo desarrollado. Finaliza con una brevísima ponderación acerca del papel del bibliotecario y el futuro de las bibliotecas en la era digital.

Cada uno de los capítulos mencionados está internamente dividido en secciones, donde los diversos tópicos abordados se delimitan mediante viñetas. Estas secciones varían en longitud, desde dos párrafos de una oración a varias páginas de extensión. En cuanto a su contenido, algunas son completamente superficiales y otras relativamente sustantivas, aunque no demasiado analíticas. Es de destacar que dichas secciones están desconectadas y a menudo son reiterativas. La información proporcionada es a veces equívoca, lo cual genera desconfianza sobre el texto en su conjunto. La primera parte del libro no proporciona una narración clara, coherente ni sistemática del desarrollo histórico de las bibliotecas, ni tampoco problematiza el papel que desempeñaron en sus respectivas sociedades.

La segunda parte del libro, titulada Bibliotecas del mundo, comprende 51 descripciones de "grandes, importantes e interesantes bibliotecas de todo el mundo". El autor reconoce que la selección de las mismas "es (casi) casual" (p.235). Evidentemente una elección aleatoria del objeto de estudio no es un buen criterio para una indagación histórica, ni siquiera para un texto de divulgación científica.

En esta segunda parte se incluyen, sin orden discernible, las principales bibliotecas nacionales de Europa y Asia; las grandes bibliotecas públicas de Canadá y Norteamérica; las bibliotecas universitarias más reconocidas y unas pocas bibliotecas privadas e independientes. Hay una única mención referente a América del Sur: la Biblioteca Nacional de Brasil. El resto de las bibliotecas latinoamericanas no son tenidas en cuenta. Es de destacar que no existe siquiera una aproximación general a una taxonomía bibliotecaria como era de esperar. La clasificación de las bibliotecas conlleva un grado de complejidad (desde la revisión historiográfica, la elaboración de una periodización específica hasta la construcción de categorías de análisis propias) a la que el texto de Murray no aspira. Cada uno de los bosquejos históricos (por llamarlos de alguna manera) proporciona una breve descripción, similar al disponible en los sitios Web de las respectivas bibliotecas. Muchos -no todos- van acompañados de una fotografía del exterior o del interior de la institución.

En suma, para el lector especializado en Bibliotecología, The Library : An Illustrated History de Stuart A. P. Murray no agrega información sustancial a lo expuesto en otros textos sobre la temática, en particular la reconocida obra del historiador y bibliotecólogo Fred Lerner Historia de las bibliotecas del mundo. Desde la invención de la escritura hasta la era de la computación.

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