Palabra Clave (La Plata), abril-septiembre 2021, vol. 10, n° 2, e132. ISSN 1853-9912
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Bibliotecología

Lecturas críticas

Weinberg, G. (2020). Escritos sobre el libro y la edición en América Latina. Buenos Aires: CLACSO, UNIPE

Matías Maggio-Ramírez

Universidad Nacional de Tres de Febrero. Departamento de Arte y Cultura, Argentina
Cita sugerida: Maggio-Ramírez, M. (2021). [Revisión de Escritos sobre el libro y la edición en América Latina de G. Weinberg]. Palabra Clave (La Plata), 10(2), e132. https://doi.org/10.24215/18539912e132

Los textos de Gregorio Weinberg, recopilados por su hijo Pedro Daniel, en Escritos sobre el libro y la edición en América Latina se pueden leer en tres tiempos con un bonus track al final. La primera estación describe un panorama histórico sobre la cultura impresa americana, cuya edición inaugural se publicó por el Fondo de Cultura Económica en el año 2006. Luego se llega a la recopilación de artículos, conferencias y textos que fueron escritos entre 1958 y el 2004 donde se problematizó la cadena de valor del libro a mediados del siglo XX y se concluye con tres entrevistas que el editor, poco afecto a hablar sobre sí, brindó en sus últimos años a Fernando Esteves Fros, Alicia Segal y Gustavo Sorá. El mencionado bonus track son los ensayos que analizan la labor editorial del reconocido historiador de la educación latinoamericana, y un apartado que recupera textos que fueran publicados en el volumen colectivo Del tiempo y de las ideas. Textos en honor de Gregorio Weinberg.

Bajo el título El libro en la cultura latinoamericana, con un registro ensayístico y amable erudición, se presenta un mapa que cualquier americanista debe tener como guía introductoria si quiere adentrarse en un territorio vibrante, exótico y desconocido, incluso para quienes vivimos en él. Al aceptar el encargo de narrar una historia cultural del libro, hizo especial hincapié en la educación, al destacar la paulatina ampliación del público lector, por ejemplo cuando sostuvo que “[e]l desarrollo de la actividad editorial debe, de todos modos, conectarse con el incremento de los promedios de escolaridad, el espíritu innovador de los sistemas educativos y los índices de bienestar” (p. 64). El esfuerzo de realizar un resumen histórico, de un período que abarcaba desde la escritura ideográfica y pictográfica, desde el quipu de los pueblos originarios hasta el año 2005, cuando el escritor Sergio Pitol recibió el premio Miguel de Cervantes, todavía no ha sido imitado. Al poner de relieve la educación y su relación con el libro se diferenció de las tradiciones bibliográficas, que en una de sus vertientes tienen como obra máxima para América Latina los trabajos de José Toribio Medina, entre los que se destaca su Historia de la imprenta en los antiguos dominios españoles de América y Oceanía que se publicó a fines del siglo XIX y que casi un siglo después fue retomado su enfoque, en otro gran esfuerzo de síntesis por José Luis Martínez, director de la Academia Mexicana, en El libro en Hispanoamérica. Origen y desarrollo, que en 1986 publicó la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en la colección de “Biblioteca del libro” y que también conocía Weinberg.

La segunda parte de los textos recuperados se fechan a partir de 1958 y están en sintonía transatlántica con la propuesta que llevó adelante Lucien Febvre y Henri-Jean Martin en La aparición del libro, en la que se corrió el eje del análisis de la imprenta y sus primeras producciones para centrarse en las condiciones materiales, sociales y culturales de producción del libro. En esa clave fue escrito “El libro argentino y sus problemas”, que desmembró la cadena de valor del libro para analizar las dificultades de cada eslabón. De manera transversal la enunciación de estas preocupaciones tiene como telón de fondo la ampliación del público lector, por ejemplo cuando propone la elaboración de una “política audaz” para aumentar los tirajes y abaratar el costo del libro nacional. De alguna manera, pareciera que poseía la íntima convicción que su diagnóstico sirviera como insumo en el diseño de una política pública, pero con la intención que no fuera meramente declarativa y retórica, sino que tuviera un órgano de aplicación y medios suficientes para ponerse en práctica.

En búsquedas de experiencias que sirvan para ampliar el público lector, destacó que en Perú se imprimieron obras con tiradas de cien mil ejemplares y que se agotaron al poco tiempo de ponerse a la venta en los festivales literarios.1 Esta acción, a pesar de la omisión de más detalles en el texto de Weinberg, fue llevada adelante por el escritor y editor peruano Manuel Scorza que decidió colocar el libro en la calle porque, en un relevamiento a su público potencial, encontró que temían entrar a las librerías. El sello Patronato del Libro Peruano fue seguido por Populibros, con la misma estrategia de ventas, pero este último sello tuvo que enfrentar al Opus Dei y al ejército por lo que el proyecto naufragó. Julio Ortega, que entrevistó en 1968 a Scorza para la revista Mundo nuevo, comentó que entre 1958 y 1966, tanto Perú, Venezuela, Colombia como Cuba conocieron la experiencia de colecciones populares que se agotaban en pocas horas en plazas y calles con tiradas de 300.000 ejemplares. En ese marco latinoamericano, Weinberg creía encontrar una salida al laberinto argentino gracias al proceso de alfabetización continuo, nuevos contenidos y las técnicas de impresión como el offset, que permitiría sumar una variable más para disminuir el costo de producción unitario del libro. En 1958 cuestionó a los “escritores argentinos” porque no producían contenidos que interpelaran a los millones de hombres y mujeres que se habían sumado al mercado editorial, ya que había disminuido el analfabetismo gracias al aumento de la matrícula escolar básica y que también la población accedió a la educación secundaria y técnica. El bajo nivel de los textos de enseñanza secundaria, era para Weinberg “una verdadera afrenta a la cultura” (p. 90). Reclamó por la falta de manuales de geografía, historia y literatura que estuvieran actualizados con un enfoque social, económico y cultural. Por ejemplo, en 1958 se preguntaba por qué los ensayos de literatura no analizaban a autores locales como a David Viñas, que ese mismo año había publicado Los dueños de la tierra. Esta ausencia de contenidos actualizados pronto sería cubierta por Eudeba y principalmente por el Centro Editor de América Latina, bajo la gestión de Boris Spivacow. De hecho, en 1968 se publicó un fascículo en la historia de la literatura argentina –Capítulo- que en el número 53 le dedicó una de las primeras páginas críticas a la obra de Viñas, tal como lo pedía Weinberg. Es decir, la experiencia peruana fue uno de los detonantes para pensar el mercado editorial y la lectura a mediados del siglo XX en la propuesta realizada por nuestro erudito.

Weinberg, lejos del “optimismo panglosiano”, propuso que se desarrollen políticas para el fomento de las bibliotecas populares, para que las compras de libros interpelen al público de la institución. También indicó que era necesario para las editoriales acceder al papel importado con un “dólar oficial”, destacó la necesidad de actualizarla maquinaria de la industria gráfica para que pueda adecuarse a mayores tiradas, para abaratar el costo de producción individual y bajar el precio de venta al público. Sin pudor sostuvo que en la Argentina se seguía encuadernando a mano, como hace un siglo atrás, mientras que en España y México ya se contaba con encuadernadoras automáticas.

Los costos de logística del libro no le fueron un tema ajeno y argumentó a favor de la reducción de tarifas postales para la exportación de libros y para la circulación en Argentina. Su preocupación por la situación del libro en las provincias hizo que sostuviera que debía fomentarse la producción editorial en ciudades por fuera de Buenos Aires como Córdoba, Mendoza, Tucumán, Salta y Bahía Blanca, entre otras y destacó a la librería y editorial Castellví de Santa Fe que en 1955 ya había publicado de Domingo Buonocore los títulos: El mundo de los libros, Vocabulario bibliográfico y Elementos de bibliotecología.

Sobre las imprentas locales argumentó en favor de una “defensa del área idiomática, para impedir la invasión de obras impresas en castellano en países de otra lengua” (p. 98). Este ítem de su propuesta implicaba reconocer un problema histórico en la edición americana cuando textos emblemáticos como la Historia antigua de México de Francisco Clavijero se tradujo en Londres. La publicación de la casa Ackermann, con la traducción desde el italiano por José Joaquín de Mora, se realizó en un castellano que en su impresión no contaba con ñ ni vocales acentuadas.

En el artículo “Los problemas del libro en el mundo de los satélites artificiales”, sin pretensiones proféticas sentenció que la vara europea no era la norma para comprender el mundo y que “ningún problema editorial tendrá éxito […] si no tiene sus raíces puestas sobre Latinoamérica” (p. 105). En “El libro: instrumento de libertad” y en “La industria editorial y las editoriales universitarias”, publicados en 1972, comenzó a enfrentar a quienes anunciaban “el ocaso del libro” como Marshall McLuhan, para sostener que el libro “continúa siendo el medio formativo por excelencia” (p. 108), abogando nuevamente por la ampliación del público lector al sugerir que las editoriales universitarias se hicieran eco de las demandas de contenidos de los colegios secundarios.

La tercera estancia se focaliza en las entrevistas donde se puede reponer la vida al interior de la editorial Lautaro, Hachette y los riesgos de un editor independiente y emprendedor, cuando estas categorías no estaban vigentes, con el sello Solar. Los textos recopilados son una pieza rara en la historia del libro y editorial latinoamericana porque es inusual leer a un editor reflexionar sobre su práctica con una mirada panorámica sobre el mercado editorial y en cada eslabón de la cadena de valor del libro. Los ensayos que acompañan los textos de Weinberg sirven para contextualizar el mundo del libro en Argentina y América Latina, a la vez que destacan la figura atenta y cariñosa del autor con sus amigos, siempre rodeado de libros.

La recuperación de la escritura de Weinberg sobre el mercado editorial abre la puerta para nuevos estudios sobre el mismo a mediados del siglo XX y permitirá contextualizar investigaciones sobre sellos clásicos, así como recuperar aquellos olvidados ante la ausencia en Argentina de una bibliografía nacional. Esto último es una cuestión fundamental para rescatar, valorizar y estudiar el acervo bibliográfico patrimonial de la Argentina, principalmente para aquellas obras anteriores a 1982 cuando se implementó el registro de ISBN. Weinberg, que construyó un catálogo que se centró en el rescate de obras con un cuidado prólogo y notas para acompañar al lector, sabía de la importancia de la bibliografía.

Que la lectura de los artículos ya añejos de Weinberg sirvan para hacernos pensar el presente y en la necesidad de reconstruir el pasado bibliográfico de la Argentina.

Referencias

Buonocore, D. (1952). Vocabulario bibliográfico: Términos relativos al libro, al documento, a la biblioteca y a la imprenta, para uso de escritores, bibliográfos, bibliófilos, bibliotecarios, archivistas, libreros, editores, encuadernadores y tipógrafos. Santa Fe: Castellví.

Buonocore, D. (1952). Elementos de bibliotecología. Santa Fe: Castellví.

Buonocore, D. (1955). El mundo de los libros. Santa Fe: Castellví.

Clavijero, F. X. (1826). Historia antigua de Megico sacada de los mejores historiadores españoles y de los manuscritos y de las pinturas antiguas de los indios: Dividida en diez libros, adornada con mapas y estampas e ilustrada con disertaciones sobre la tierra, los animales y los habitantes de Megico (J. J. de Mora, Trad.). London: R. Ackermann.

Febvre, L. & Martin, H.-J. (2005 [1958]). La aparición del libro. México: FCE.

Martínez, J. L. (1986). El libro en Hispanoamérica: Origen y desarrollo. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez : Ediciones Pirámide.

Medina, J. T. (1958). Historia de la imprenta en los antiguos dominios españoles de América y Oceanía. Santiago de Chile: Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina.

Ortega, J. (1968, mayo). Manuel Scorza. El libro en la calle. Mundo Nuevo, 23, 84-86.

Viñas, D. (1958). Los dueños de la tierra: Novela. Buenos Aires: Losada.

Weinberg, G. (1984). Estudio preliminar. En Debate parlamentario. Ley 1.420 (Vol. I, pp. I-XXX). Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.

Notas

1 Weinberg publicó en 1956 en la editorial Raigal un estudio preliminar a la recopilación del debate a la ley 1420 -que en 1984 actualizaría para el Centro Editor de América Latina- y que marcó un hito en la historia de la educación en Argentina y América. Para nuestro autor, la ampliación del público lector fue posible gracias al aumento de la escolaridad pero para que fuera sostenido en el tiempo debían los contenidos adecuarse a su contexto así como las técnicas de impresión. Es decir, era necesario pivotear entre lectores, textos y materialidad.

Información adicional

Recuperado de: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20201111053129/Escritos-sobre-libro.pdf

Recepción: 30 Noviembre 2020

Aprobación: 21 Diciembre 2020

Publicación: 01 Abril 2021

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